En toda España, se pueden encontrar miles de kilómetros de vías ferroviarias abandonadas. Ya sea debido a su falta de rentabilidad o porque nunca se completaron, estos caminos de hierro ya no retumban con el sonido de los trenes. Además, se suman a esta historia olvidada una serie de estaciones abandonadas que, en muchos casos, se han convertido en atractivos turísticos.
La Fregeneda (Salamanca)
La estación de La Fregeneda se encuentra en el municipio salmantino homónimo. Inaugurada en 1887, esta estación albergaba la aduana española de la línea La Fuente de San Esteban - Barca de Alba (Portugal), lo que le daba un carácter internacional. Sin embargo, la línea se clausuró en 1985 debido a su baja rentabilidad económica, y la estación dejó de prestar servicio. A día de hoy, la estación sigue abandonada, pero ha encontrado una nueva vida como punto de partida del Camino del Hierro, una popular ruta de senderismo.
Berdía (A Coruña)
A pocos kilómetros de Santiago de Compostela se encuentra la estación de Berdía (el pueblo oficialmente se llama Santa Mariña de Verdía), que formaba parte de la línea Santiago - A Coruña. La vegetación ha invadido por completo las vías férreas, y solo se puede apreciar un andén abandonado y un almacén. Es un lugar que transmite una sensación de nostalgia y nos permite imaginar cómo era la vida en esta estación en tiempos pasados.
Riaza (Segovia)
En el municipio segoviano de Riaza se encuentra una antigua estación abandonada que pertenecía al ferrocarril directo Madrid-Burgos. Esta línea se inauguró en 1968, pero para los años 90 ya estaba en decadencia y la mayoría de sus estaciones estaban cerradas. La estación de Riaza se encuentra en un estado de deterioro evidente, con muros vandalizados y una estructura antigua que incluye dos alturas, buhardillas y tejado de pizarra. También cuenta con un almacén con cocheras, que nos transporta a una época pasada de esplendor ferroviario.
Yera (Cantabria)
La estación de Yera, ubicada en el municipio cántabro de Vega de Pas, formaba parte de la línea de ferrocarril Santander-Mediterráneo, cuya sección final nunca llegó a completarse. La historia de esta estación se remonta a 1941, cuando se nacionalizó la red ferroviaria española y se decidió completar la construcción de esta línea, incluyendo ocho nuevas estaciones, entre ellas la de Yera. Sin embargo, los trabajos de prolongación de la línea se abandonaron en 1959 y nunca se instaló la vía en los nuevos tramos previstos. Actualmente, se planea convertir la estación en un albergue, sala expositiva y restaurante, para preservar su historia y darle un nuevo propósito.
Chamberí (Madrid)
La estación de Chamberí, diseñada por Antonio Palacios e inaugurada en 1919, formaba parte del tramo Cuatro Caminos-Sol del Metro de Madrid. Sin embargo, se clausuró en 1966 y quedó en desuso durante décadas. Afortunadamente, sus elementos arquitectónicos y decorativos, como muros, mobiliario, andenes, bóvedas, taquillas y carteles publicitarios, fueron restaurados. Hoy en día, la estación de Chamberí es un museo que nos permite viajar en el tiempo y experimentar cómo eran las estaciones de metro en el pasado.
¿Por qué se abandonan los ferrocarriles?
Los ferrocarriles pueden ser abandonados por diversas razones, como la falta de rentabilidad económica, el cambio en las necesidades de transporte de la población, la construcción de nuevas rutas más eficientes o la falta de mantenimiento adecuado.
¿Qué pasa con las estaciones abandonadas?
Las estaciones abandonadas pueden quedar en desuso y deteriorarse con el tiempo. Sin embargo, algunas de ellas han sido restauradas y convertidas en atracciones turísticas, museos o incluso en espacios para otros fines, como restaurantes o salas de exposiciones.
¿Qué se puede hacer para preservar la historia de los ferrocarriles abandonados?
Para preservar la historia de los ferrocarriles abandonados, es importante documentar y estudiar su pasado. Además, se pueden llevar a cabo iniciativas de restauración y reutilización de estaciones y vías abandonadas, para darles un nuevo propósito y mantener viva su historia.
Explorar los ferrocarriles abandonados es una forma maravilloso de sumergirse en la historia del transporte y descubrir lugares olvidados. Estas estaciones y vías que alguna vez fueron testigos del bullicio y la actividad de los trenes ahora nos permiten imaginar cómo era la vida en tiempos pasados. Además, su estado de abandono y deterioro les otorga un encanto especial y nos hace reflexionar sobre el paso del tiempo y la importancia de preservar la memoria histórica.
Afortunadamente, muchos de estos lugares abandonados han encontrado una segunda vida como atracciones turísticas o espacios para otros fines. Esto nos permite apreciar su valor histórico y disfrutar de su belleza arquitectónica, al tiempo que se les da un nuevo propósito en el presente.
Así que la próxima vez que estés cerca de un ferrocarril abandonado, tómate un momento para detenerte y explorar su historia. Te sorprenderás con lo que puedes descubrir y la conexión que puedes establecer con el pasado a través de estos lugares olvidados.
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