La Salada es conocida como la feria textil ilegal más grande de América Latina, ubicada en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Sin embargo, antes de convertirse en este famoso centro comercial, La Salada tenía una historia diferente. En este artículo, exploraremos la relación entre los Piletones La Salada y el Ferrocarril Midland, dos elementos históricos que formaron parte del desarrollo de esta icónica feria.
La Salada antes de su fama
En sus inicios, La Salada era un complejo de piletas de agua salada ubicado en Ingeniero Budge, cerca del Riachuelo. El lugar fue fundado por Manolo Presa, un inmigrante español que buscaba aprovechar las propiedades terapéuticas de las aguas saladas. Durante los años 40, La Salada se convirtió en un destino popular para aquellos que buscaban aliviar sus dolencias y disfrutar de un veraneo accesible. Sin embargo, con el tiempo, el lugar comenzó a decaer debido a la contaminación del Riachuelo y otros factores.
En la década de 1980, los terrenos de La Salada fueron adquiridos por Gonzalo Rojas Paz, un líder de la comunidad boliviana en Argentina. Rojas Paz tuvo la visión de transformar el lugar en una feria textil que pudiera servir como sustento económico para los inmigrantes bolivianos y brasileños que buscaban una oportunidad en el país. Así fue como nació Urkupiña, la primera de las ferias que conformaron La Salada.
El Ferrocarril Midland y su influencia en La Salada
El Ferrocarril Midland tuvo un papel crucial en el desarrollo de La Salada. Esta línea ferroviaria, que conecta la Ciudad de Buenos Aires con la localidad de Luján, pasaba por los terrenos de La Salada. Esto permitió que la feria tuviera un acceso fácil y conveniente tanto para los vendedores como para los compradores.
Los días de feria, los vendedores ambulantes y los puestos de venta se alineaban a lo largo de la avenida Newton, que bordea la entrada a Urkupiña y Punta Mogotes, las dos ferias más grandes de La Salada. Incluso se podían encontrar puestos de venta ubicados sobre la vía del tren, los cuales se movían rápidamente cuando la locomotora pasaba a pocos centímetros de ellos. Esta ubicación estratégica permitió que La Salada se convirtiera en un punto de referencia para la compra y venta de mercadería textil.
El legado de los Piletones La Salada y el Ferrocarril Midland
La Salada y el Ferrocarril Midland dejaron un legado importante en la historia de la zona. Aunque el complejo de piletas de agua salada ya no existe, La Salada continúa siendo un centro comercial de renombre en Argentina. La feria ha crecido enormemente desde sus inicios y ha logrado atraer a miles de visitantes tanto nacionales como internacionales.
Por otro lado, el Ferrocarril Midland sigue operando y conectando a la Ciudad de Buenos Aires con Luján. Si bien ya no pasa por los terrenos de La Salada, su influencia en el desarrollo de la feria es innegable. Actualmente, el ferrocarril sigue siendo una opción de transporte conveniente para aquellos que desean visitar La Salada.
Los Piletones La Salada y el Ferrocarril Midland son dos elementos históricos que tienen un vínculo importante en la historia de esta famosa feria textil. La ubicación cercana de La Salada al Ferrocarril Midland permitió un acceso fácil y conveniente para los vendedores y compradores, lo que contribuyó al crecimiento y éxito de la feria. Aunque los Piletones La Salada ya no existen, su legado perdura en la feria que lleva su nombre. El Ferrocarril Midland, por su parte, sigue siendo una opción de transporte clave para aquellos que desean visitar La Salada. En conjunto, estos dos elementos históricos han dejado una marca indeleble en la historia de esta icónica feria textil.
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